Al finalizar el siglo
XIX, transformada la sociedad europea como consecuencia de la industrialización,
comienza el periodo imperialista de la historia. El imperialismo surge al
desarrollarse la fase monopolista dentro del sistema capitalista, el eliminar
paulatinamente la fase de la libre competencia.
El imperialismo en
sí, podemos definirlo como un proceso económico que se manifestó a finales del
siglo XIX y que consistió en el dominio de una nación desarrollada sobre una
más débil, con la finalidad de explotar sus recursos naturales. La revolución
industrial, al permitir la consolidación del proceso de industrialización de
Europa y de otras regiones, los avances científicos y técnicos al servicio de
la industria, de las comunicaciones y transportes, propició el surgimiento del
Imperialismo moderno. Las principales características del imperialismo son:
1.
La Libre competencia[1]. La organización de monopolios
fue sustituida por la competencia de productos elaborados por un proceso
industrial, esto ocasiono la explotación de materias primas para su
manufactura.
2.
Cártel.
Asociación de empresarios comunes y conservan su independencia productiva y
comercial, esto permitió la creación de grandes compañías particulares y
estatales para la explotación transformación y venta de bienes y servicios.
3.
Exportación de capitales. Monopolizada la industria y concentrado el capital
nacional, el excedente es exportado a regiones menos desarrollados con la
finalidad de explotar sus recursos naturales y ejercer el control en su
mercado.
4.
Predominio del capital financiero. Surge con la transformación de
los bancos, al comprar acciones o asociarse con grandes empresas, es decir,
grandes empresas que ejercen un dominio absoluto en la esfera económica y
política a nivel nacional e internacional.
Formas del Imperialismo
A)
Territorial.
La forma más antigua del Imperialismo ha sido la expansión y conquista de
territorios, el control de enclaves en las costas y el predominio en el mar.
B)
Política.
Consiste en mantener las riquezas y el control de los pueblos dominados, a
través de la influencia de las instituciones políticas aún con la imposición de gobiernos adictos a
la metrópoli.
C)
Cultural.
Consecuencia de la dependencia científica y tecnológica, se realiza una
penetración ideológica a través de los medios de comunicación tradicional y
nuevas técnicas publicitarias.
Países Imperialistas
·
Gran Bretaña.
Bajo el reinado de Victoria I (1837-1901), Inglaterra se convirtió en la
primera potencia mundial en el campo de la industria, mejorando su capacidad
exportativa por medio de barcos de vapor, impulso que acrecentó el poder de su
moneda, permitiéndole intervenir en varios países influyendo en su economía y
política.
·
Francia.
Al establecerse el segundo imperio francés (1852-1870) en la figura de Napoleón
III, Francia compitió con Gran Bretaña la conquista del continente africano, e
intentó ejercer control en América para poder eliminar a los E. U., mediante la
incursión en México en 1862.
·
Rusia.
Este país se consolidó a mediados del siglo XIX después de limitar su
territorio con Japón y China. Expandió su influencia sobre la región de los
Balcanes, Georgia y Armenia, apoderándose de más de la mitad del continente
asiático.
·
Alemania.
Mediante la unificación de los países Germanos (Prusia y Austria
principalmente) el Rey de Prusia Guillermo I y el primer mariscal Otto Bismarck
procedieron a la unificación militar y económica en 1861, así nació la
Confederación Germánica y después el Imperio Alemán que compitió por el
territorio africano y el desarrollo industrial.
Desde finales del
siglo XIX, la situación en Europa era complicada por las confrontaciones entre
las potencias. Uno de los primeros escenarios de conflicto eran los Balcanes.
Países como el imperio Austro-Húngaro, el imperio Turco-Otomano, Rumania,
Serbia… tenían interés en este territorio.
En 1908 el imperio Austro-Húngaro
decidió anexarse éste territorio y a sus vecinos, pero Serbia que contaba con
el apoyo económico de Francia y político de Rusia, se lo impidió, ya que estaba
interesada en fortalecer el paneslavismo. Otro escenario de conflicto fue el
imperio turco-otomano, conocido como el gran enfermo de Europa, por la crisis
que vivía desde finales del siglo XIX.
En 1912 ITALIA le
declaro la Guerra al imperio turco. Y entre 1912 y 1913, Serbia y Bulgaria,
apoyadas por Rusia, derrotaron a Turquía consolidando el nacionalismo serbio. El
imperio Austro-Húngaro, preocupado por el desafío serbio, se propuso acabarlo
con el apoyo de Alemania, creando el clima propicio para un conflicto futuro.
[1] Ver Liberalismo
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