En las definiciones de la historia universal, esta puede
dividirse en dos temas o clasificaciones: historia antigua, historia media, historia
moderna e historia contemporánea. Estas clasificaciones están marcadas
unas de otra por lo que algunos historiadores llaman “puentes” o “quiebres”
históricos, que sobradamente marcan el fin de un periodo histórico sobre otro.
La historia antigua, marca desde el
inicio de los tiempos o creación de la vida en nuestro planeta, pasando por las
grandes civilizaciones conocidas como Egipto. Grecia, Roma, Etiopia,
Mesopotamia, [etc…] hasta el
nacimiento de Jesucristo, marcado como año “0”, ya que a partir de ese momento,
la numerología del año histórico cambia y se da el fin de los grandes colosos
llamados imperios.
La
llamada historia media, se da a
partir del año “0”, se comienzan las civilizaciones, florece la cultura, pero
antecedida por un periodo oscurantista, a la par de la superstición y las
leyendas, la imprenta dará inicio a las publicaciones y la generación más
versátil del arte y de la ciencia, aunque no separado de un poder
religioso-político que controla los designios de los individuos.
La
historia moderna se caracteriza por la “era de las luces” o la llamada
Ilustración. Se da prioridad al conocimiento científico y a la razón por sobre
la superstición y busca el mejoramiento de la calidad de vida de los individuos
mediante el desarrollo económico e industrial.
La
historia contemporánea, inicia formalmente
con la constitución de los Estados Unidos como país líder a nivel mundial a partir
de 1776. Los hechos históricos a partir de ese momento han sido con la intervención
del gobierno norteamericano y muchos sucesos del siglo XIX y XX se caracterizaron
por desplazar a los E.U., del liderato mundial.
Para
unos historiadores, el famoso 11 de septiembre de 2001, el atentado a las
torres gemelas en Estados Unidos, significa un quiebre histórico, mediante el
cual se vie una nueva etapa de la historia, que algunos han llamado
“pos-modernidad”.
1.1 LA ILUSTRACIÓN.
Es el movimiento
filosófico, literario y científico que se desarrolló en Europa y sus colonias a
lo largo del siglo XVIII ("de las Luces”). Representó
una importante modernización
cultural y el intento de transformar
las caducas estructuras del Antiguo Régimen. Es considerada también la
ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el
absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como la culminación del
racionalismo renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se
va extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII. La Ilustración es la
postura crítica que adopta la burguesía frente al orden establecido. Las características de la Ilustración son las siguientes:
·
El
Racionalismo[1].
Los intelectuales de éste siglo dieron a su época en nombre de “siglo de las
luces”, refiriéndose a las luces de la lógica, de la inteligencia, que debía
iluminarlo todo. Se da enorme importancia a la razón: el hombre puede comprenderlo
todo a través de su inteligencia; sólo es real lo que puede ser entendido por
la razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil[2].
·
La
búsqueda de la felicidad. Se considera que la Naturaleza ha creado al
hombre para que sea feliz. Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta
felicidad para que sea auténtica debe basarse en la propiedad privada, la
libertad y la igualdad[3].
·
La
creencia en la bondad natural del hombre. Los filósofos de la época piensan
que el hombre es bueno por naturaleza.
·
El
optimismo. El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una
especie de máquina perfecta que lo hace todo bien; hay motivos, por tanto, para
sentirse optimista. Por otro lado, se considera que la historia supone la evolución
progresiva de la humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los
siglos se va perfeccionando continuamente; así llegará el momento en que se
logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
·
El
Laicismo. La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de
Europa; cultura al margen del cristianismo, y en algunos aspectos
anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto rechazo por parte de la
Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una clase que,
desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro[4].
[1] Sin duda, el
vocablo más utilizado en el siglo XVIII en literatura, filosofía y ciencia, es
el de “racional”.
[2]
Este
racionalismo llevó a la lucha contra las supersticiones, por eso en este siglo
termina la denominada “caza y quema de brujas”. En el campo de la religión, la
postura racionalista hizo que apareciese el deísmo: la mayor parte de los
ilustrados son deistas, que afirman la existencia de un Dios creador y justo,
pero consideran que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y
por tanto no sabe nada de ella.
[3]
Cuando
los ilustrados citan la igualdad, no se refieren a la igualdad económica, sino
a la política y legal: igualdad ante la ley.
[4]
Todavía en
el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con
interés como usura; con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas
y, con sacerdotes que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre
dedicado al ocio, que no al comerciante
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